Recientemente la organización ONGAWA me invitó a dar una charla como activista encuadrada dentro del ecofeminismo , porque tenemos esa costumbre de encasillar, y resultó una conversación muy amena que agradezco porque me hizo reflexionar sobre la cuestión vital de la participación social. Me recordó que un día una amiga empezó a comentarme que hablaban de una ecologista, feminista, a lo que salté enseguida “¿quién?”, y resulta que era yo. Me impresionó que hubiera alcanzado tal distinción y desde entonces bromeo con que me han tildado con todos los “istas”: ecologista, feminista, activista, … Es extraño; me resulta extraño que parezca yo la rara por participar activamente. Lo raro es no formar parte del sitio en el que estás, “estar por haber de todo”. Estoy en el mundo formando parte de mi comunidad, de la sociedad, de la naturaleza, soy lo que soy formando parte de todo ello y me reconozco y genero una conciencia de ser yo misma, de este papel dentro de todo esto. Supongo que...

  La identidad es algo más que las señales en tu exterior o tus condicionantes, ¿no? De hecho, ¿las señales externas y modificables son lo que soy? ¿Por qué hay que elegir entre femenino y masculino? ¿Acaso alguien puede decir que en su interior no haya algo de ambos?   ¿Por qué cercenar una parte de ti para encajar donde nunca encajarás por completo? ¿Por qué elegir sexismo? ¿No es verdad que el patriarcado ya ha mutilado suficientemente a todas las personas así? ¿Entonces he de sentirme una persona blanca, o negra, o caucásica,…?,   ¿o sentirme morena, o rubia, o pelirroja?, ¿y es que no puedo sentirme un poquito de todo eso, pero no exactamente eso o no sólo eso?, ¿y lo resolveré modificando el tono de mi piel o de mi pelo? ¿Es eso un derecho inalienable o el derecho al libre desarrollo de la personalidad se refiere a otra cosa?, ¿o se refiere a que me tienen que ver según unas categorías que yo señale en mi cuerpo? Si no te identificas con tu cuerpo, ¿tendría que ...