LOS SERVICIOS DE LOS ECOSISTEMAS Y LA SALUD. LA AMENAZA DE LOS PICs.

 




    En el presente contexto de pandemia, que no está dejando otra salida que reconocer como urgente e imprescindible, la necesidad de valorar y cuidar la salud y bienestar humanos, es imposible no llegar a la conclusión de que ésta depende de la comprensión y buena gestión de nuestra naturaleza,  indivisiblemente humana y planetaria. Se vuelve más crucial que nunca, enfocar las profundas interconexiones entre la naturaleza, con sus ecosistemas (de los que inexorablemente formamos parte), y la salud y bienestar humanos. Así, la “biofilia” (término acuñado por Edward O. Wilson) es nuestro sentido de conexión con la naturaleza y con otras formas de vida, de carácter innato y producto evolutivo de nuestra historia de supervivencia en dependencia estrecha con el ambiente, plantas y animales; por lo que es fundamental para nuestra salud integral y para nuestro desarrollo psicológico y físico.

    Una reciente disciplina llamada “Geografía Médica” o “Geografía De La Salud”, pone de manifiesto cómo las características ambientales son determinantes para la salud, e incluye estudios que han encontrado una relación entre la vida en la ciudad y el deterioro de la salud mental. Por su parte, la exposición a la naturaleza produce un efecto relajante, refresca la atención, mejora la capacidad de concentración mental y despeja la mente. Observar la naturaleza, cultivar el campo o la experiencia con los ecosistemas,  te pone en contacto y comprensión de tu propia naturaleza y cuidado. Facilita un lazo y compromiso con la vida que satisface tus necesidades de pertenencia, de vínculos afectivos y sentido de vida, en oposición a la soledad, que se presenta hoy en día como un factor de salud de primer orden. 

En cuanto al decisivo papel que juegan los servicios de los ecosistemas en el desarrollo mental e integral, encontramos que las escuelas al aire libre y las aulas de la naturaleza superan los métodos pedagógicos más innovadores. Por ejemplo, el aula multisensorial en realidad consiste en reproducir artificialmente la estimulación variada e impredecible característica de nuestros hábitats naturales.

Además, avanzan los descubrimientos entorno a múltiples terapias naturales: medicina forestal con terapia de baños de bosque, terapia asistida con animales, fangoterapia,  hidroterapia, talasoterapia, balneoterapia, helioterapia, aromaterapia, terapia de sonidos de la naturaleza, programas de rehabilitación basados en la naturaleza, agroterapia y terapia ocupacional con jardinería, horticultura o selvicultura, y un largo e inagotable etcétera.

Ya en 2016, la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente, titulaba uno de sus informes “Healthy Environment, Healthy People” (Medioambiente saludable = Gente saludable). Pero la amenaza a estos servicios de los ecosistemas se cierne tanto sobre nuestros montes como sobre nuestras llanuras, de la mano de innumerables megaproyectos de generación de energía renovable, especialmente en la península y sur de Europa.

Pongamos en valor los servicios de los ecosistemas para su aprovechamiento y disfrute hoy, y también para las generaciones futuras, como garantía de salud y bienestar humanos. Porque estos terrenos no pueden considerarse “baldíos”, a la espera de un aprovechamiento industrial renovable, como algunas estrechas e interesadas mentes pretenden hacernos creer. Mantengo la esperanza de que esta seria amenaza nos hará reaccionar y valorar lo que perdemos con estos megaproyectos, como ya empezamos a constatar por las movilizaciones a lo largo de todo el territorio español, destacando la convocatoria de Aliente (Plataforma Alianza de Energía y Territorio formada por más de 200 colectivos) seguida multitudinariamente en la capital el pasado 16 de octubre. Y aprovecho aquí para tratar un apartado menos conocido de este tema pero que es clave.

¿QUÉ ES LA LISTA DE PIC Y POR QUÉ ES IMPORTANTE?

Las sucesivas listas de Proyectos de Interés Comunitario que se vienen presentando a aprobación de la Comisión Europea para desarrollar el TEN-E (Infraestructura trans-europea de energía), son proyectos de interconexión eléctrica transfronteriza entre Estados miembro que están convirtiendo la transición energética, cuyo fin es paliar las consecuencias negativas del cambio climático, en una red de trasporte a larga distancia para llevar energía eléctrica de zonas y países de sacrificio, a países con una renta más alta; lo que no cubre los objetivos de eficiencia y ahorro energético de la Unión Europea.

¿ES ESTA FORMA DE DESARROLLO DE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA HACIA FUENTES RENOVABLES LA ÚNICA POSIBILIDAD?

Aunque a veces se da por supuesto que es así, esto es absolutamente falso. Electricidad no es lo mismo que energía. Nada apoya la idea de una posible carencia eléctrica, pues la demanda eléctrica es mucho menor que la oferta de electricidad. Y tampoco existe nada que avale el supuesto, sino todo lo contrario, de que esta megainfraestructura (en desarrollo interminable) de interconexiones eléctricas transfronterizas entre países productores y consumidores, resolverá probables problemas energéticos sobre todo en cuanto a la movilidad. Los problemas de pobreza energética y de movilidad o trasporte, sólo pueden ser abordados de manera eficiente, por un modelo distribuido de consumo de energía de proximidad y comunidades energéticas locales (presentes en la normativa europea). Porque la virtud de las renovables es el poder contar con alguna de ellas, o varias, casi en cualquier punto, o cerca, de donde se requiera su consumo sin que haya necesariamente que llevar a cabo una transformación a energía eléctrica, en lo cual se da una pérdida de energía. Estas formas locales y comunitarias de gestión de la energía permiten una planificación de oferta y demanda que hacen de éste un modelo realmente eficiente y que efectivamente facilita el ahorro y soluciones comunitarias de movilidad compartida.

¿QUÉ CONSECUENCIAS PUEDE TENER ESTA FORMA DE DESARROLLO DE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA?

Pone en peligro nuestro patrimonio ambiental y cultural, ya que este modelo consume sin límite (bajo la falacia de que en las energías renovables no se da un agotamiento de recursos) grandes extensiones de territorio, especialmente suelo rústico, amenazando la biodiversidad, reservas naturales, fundamentalmente de agua y de minerales, y los pueblos con su historia y costumbres. Además, con esto pone en peligro también el propio afrontamiento del reto climático y la cohesión territorial de la Unión.

 

 

 

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