“PUEDO CAMBIAR ESTE MUNDO CAMBIANDO MI FORMA DE VERLO”
“No veo el mundo como es, sino como soy.” Si cierro los ojos puedo seguir viendo la imagen permanente de él que ya tiene registrada mi mente y que le da continuidad, sin verlo tal cual está siendo ahora; luego sólo veo pasado, mi pasado de experiencias con eso. Pero si siempre pienso igual y veo las cosas de la misma manera, repetiré las mismas experiencias. ¿A qué creencias personales o colectivas me aferro? Observa que estás pensando, viendo, y luego actuando, por “lo que me hicieron o me pasó”. Fíjate cómo tus pensamientos e imágenes del mundo en su mayoría, si no todos, están construidos sobre pensamientos de ataque/defensa o pensamientos de resentimiento por lo que me hicieron o lo que me pasó. Las creencias a las que más te aferras son pensamientos de ataque/defensa o resentimiento que te hacen percibir ataque, amenaza. Te mantiene en el presupuesto de que la vida es algo que “me pasa o sucede a mí, que me hacen cosas”, en vez de en “la vida es por mí”. Que haya sucedido alguna vez de determinada manera, no quiere decir que sea así “per se”, además de que deberíamos poner muy en duda cómo recordamos las cosas. Nuestra forma de percibir es una forma de resentimiento o venganza; estoy reaccionando a lo que creo un ataque que se me repite por mi resentimiento, porque me aferro a esa forma de verlo, por las culpas, por el enganche al drama y al papel de víctima, y entonces soy presa del miedo. Decidirse a perdonar, a dejarlo atrás, renunciar a los pensamientos de ataque/defensa y responsabilizarse en lugar de repartir culpas destructivas dentro y fuera, da miedo.
Sin embargo, cuando pienso a lo grande en
cosas que merecen la pena como la libertad, la belleza, el amor, lo perdurable,
etc., me pruebo otra narrativa que me sienta mucho mejor. ¿Cuando todo haya
pasado, qué quedará...? Hagamos que merezca la pena, el dolor (que no el
sufrimiento) para nuestro desarrollo personal, para el desarrollo de un valor
superior en ti, y por ende, en tu vida y en tu mundo: bien común, belleza,
eternidad... “¿Esto puedo hacer que sirva a un bien superior??”
Con dos eternas frases de madres y abuelas, que en la infancia no supe valorar lo suficiente, termino ahora con todos mis dramas: “Estate a lo que estás” (raíz del actual mindfulness) y “Todo es por tu bien” (efectivamente puedo hacer que así sea). A dónde va la atención va todo lo demás. A donde te enfocas, va el volante, igual que cuando vas conduciendo si miras a algo que te distrae a un lado, para ese lado tiende a ir el volante. ¿Llevas dirección o son las cosas externas y las amenazas que percibes las que te hacen ir de acá para allá?
¡Pásate del peor de los casos al mejor de los casos y
mantén la dirección! Claro que puedes hacer que la vida sea por ti. Ámate, cree
en ti y en que te lo mereces, y ve a por lo que quieres, y nos harás un favor a
todo el resto además de ser un gran ejemplo. Repítele a tu mente exactamente lo
que quieres y cómo eres capaz de hacerlo, convirtiendo los peros en soluciones.
Al menos échate a andar y ¡buen camino!
Comentarios
Publicar un comentario