TÚ TIENES LA LLAVE PARA SALIR DE TUS CÁRCELES II: CLAVES PRÁCTICAS

 

Concluíamos en la entrada anterior que la libertad entronca directamente con la autenticidad, con poder ser tu mismo, es decir, con la coherencia personal o integridad, y para eso es necesario desarrollar nuestro potencial, lo que realmente somos, a nuestro ritmo, sin juicio y sin culpa, sino con los siguientes requisitos:

- Convertir lo inconsciente en consciente, abriéndote a otra lógica, a la lógica onírica, a lo que sale de ti cuando te expresas libremente y cediendo el control consciente, por ejemplo entregándote en el dibujo, la música, la escritura, a vivir la naturaleza, etc.

- Desarrollar una auto-responsabilidad, de no ser una víctima sino hacerte cargo de ti y responder ante ti, dentro de las propias posibilidades en el paso que nos toca.

- Observarse a una misma, aprender a enfocar y sostener la atención para pasar del pensamiento reactivo (que es cautivado aquí y allá por la estimulación externa más llamativa), al pensamiento activo-creativo, con iniciativa y dirección, dirigida más bien hacia un horizonte abierto a nuevas posibilidades.

- Transformar tus hábitos creando nuevas formas más flexibles, abiertas, creativas y conscientes de conducirte.

Puesto que tus pensamientos, y por lo tanto tus interpretaciones y percepciones, se convierten en hábitos que crean tu conducta y tu experiencia, tu libertad va a depender de tu capacidad de observación, es decir, de atención sostenida, para poder modular estos pensamientos y liberarte de tus cárceles. Si cultivas la auto-observación como una semilla, desarrollarás de forma natural tus potenciales, madurarás lo que eres, lo que llevas dentro.

Para practicar y entrenar esta observación de tus pensamientos, te sugerimos que te fijes con sana curiosidad como quien explora un juego, sin juzgar (“es interesante en lugar de bueno o malo”), tanto en momentos que dediques expresamente a ello, con los ojos cerrados, como a lo largo del día en tus actividades cotidianas, con las siguientes claves:

1. En dónde pones la atención y cómo se agranda eso

2. Cómo lo conocido es tu cárcel, la trampa de la familiaridad

3. Observa pensamientos reactivos o pensamientos activos-creativos

4. Si son particulares o universales; parciales o globales; sobre lo efímero y transitorio, o sobre lo perdurable; superficiales y banales o esenciales?

5. Contrasta unos con otros, contrasta lo parcial, transitorio o banal, con lo universal, perdurable o trascendental, para llevarte a pensar a lo grande, actuando en lo particular pero vislumbrando su sentido global

6. Enfócate sobre los grandes temas de tu vida: ¿el amor?, ¿la libertad?, ¿la belleza?, ¿la verdad?, ¿la paz?, …

7. Observa que si amplías el foco de la atención y tienes una perspectiva cada vez más amplia y abarcadora (como cuando superpones todo lo que ves, todo lo que oyes, todo lo que sientes...), todo empieza a colocarse y cada cosa tiene su lugar o su momento.

¡Buena práctica!

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