LOS PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO O LA CARTA A LOS REYES MAGOS (AÑO NUEVO VIDA NUEVA II)

 



La alegría se encuentra en el fondo de todas las cosas,

pero a cada uno le corresponde extraerla.

Marco Aurelio

Los propósitos de año nuevo se me antoja que son como renovar nuestros votos con la vida. Sería una forma de devolvernos la responsabilidad para con las peticiones que lanzamos a todopoderosos como los reyes magos o el nuevo año, una forma de empoderarnos en la satisfacción de nuestras necesidades y aspiraciones. En lugar de escribir una carta a los reyes magos, se podría escribir una carta a tu reina o rey interior para que tome conciencia sobre su reino que es tu vida, y lo que ésta requiere de su rey o reina, empezando por reconocer y agradecer este reinado, aceptarnos, en vez de rechazarnos buscando fuera.

 

Un buen ingrediente que podemos pedir y traer a nuestra vida como base de este proceso fundamental que Santo Tomás resumió en “conócete, acéptate, supérate”, es el humor. Se diría que es “la gracia” pues brinda toda suerte de beneficios. Es des-estresante, des-bloqueante, derrumba muros como barreras sociales y las propias creencias limitantes, abre posibilidades. El humor te permite la licencia de expresar cosas que de otro modo no se permitirían, y a veces hace aflorar lo inconsciente a consciente; al menos es una manera de que salgan a la luz, ya que, porque no se digan, no deja de estar ahí. Es flexibilidad, perspectiva más allá de la identificación o de quedarte atrapado en eso, porque ayuda a la inclusión de lo que nos cuesta mirar. Son las gafas de filtro que te ayudan a mirar cosas con más tolerancia, al verlo con humor. Genera una conciencia más amplia y creativa que es la clave de la solución. Funciona como un no-apego inclusivo, en vez del desapego caracterizado por separarse o des-implicarse. Al acoger, une y ayuda a conectar. Te implica sin sobre-implicarte porque puedes conectar a través del humor contigo y con los demás, y trascender los detalles a una perspectiva superior, de lo humano.

 

Por ejemplo, ríete de lo que no te guste de ti, porque es lo que no nos gusta de los demás y tendemos a verlo fuera. Así puedes ver éste u otro mecanismo de defensa a través del humor, de manera que sirva para reconocernos, para sentirnos humanamente identificados en otros seres humanos o seres vivos, para conectar con otra sintonía más amplia, más acogedora e inclusiva, más serena y pacífica, más feliz. La misma creatividad de nuestros mecanismos de defensa puede ser usada para disfrutar y reírte de lo curiosos o chocantes que somos (muy divertidos si lo ves desde ese prisma) y para estimular la creatividad del sentido del humor. Porque el humor utiliza y alimenta la creatividad, y es la mente creativa la que nos sana, o subsana nuestros tropiezos por el camino del “conócete, acéptate y supérate o transfórmate”. En estos días, el reto es reinventar la fiesta ante el nuevo contexto. Observa qué te cambia a un modo más gracioso, qué te pone en modo “pasarlo bien” por encima de todas las cosas, e improvisa sobre ello y adáptalo al uso de mascarilla o a lo que haga falta.

 

Encontrarás que todo esto es imprescindible en el cambio de ciclo y a la hora de superarnos con nuevos propósitos: reírse de nuestros mecanismos de defensas y enfocarnos en lo que queremos con perspectiva, sin aferrarse u obsesionarse, y con alegría. No se evoluciona más o se aprende mejor por darnos más caña sino por estimularnos y reforzarnos más. Por eso se explora y aprende mejor mediante el juego y la distensión del humor. La alegría implica nuestra propia capacidad de responder, es decir, nuestra responsabilidad. La alegría del humor bien entendido, no es una alegría vacua o inocua, sino una alegría llena de cuestionamiento, entusiasmo, ansías de descubrimiento y ganas de superarse. ¡A por la alegría como forma de compromiso con aprovechar la vida! He decidido tener un buen año ;)

 

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