PREVENCIÓN DEL ABUSO Y LA VIOLENCIA SEXUALES
Relacionarnos en el campo de la sexualidad no
deja de ser relacionarnos entre personas con la conciencia clara de que lo que
hacemos puede dañar y/o dañarnos. No es un campo que deba quedar excluido de la
ética, pues en este ámbito las personas están más expuestas, desde lo íntimo de
su afectividad y de sus cuerpos, y en todas nuestras relaciones se trata de
disfrutarnos cuidándonos.
Es ya legendario el estudio sobre abusos sexuales a menores que Félix López realizó en 1997, detectando que una de cada cuatro niñas y uno de cada siete niños los sufre en España antes de cumplir los 17 años, y en él definía “abuso sexual” como cualquier actividad sexual entre dos o más personas sin consentimiento de una persona (para aclarar dudas sobre el consentimiento es recomendable repasar el vídeo https://www.youtube.com/watch?v=J0pA-iZTt3E) . El estudio comprueba que produce daños en la autoestima, ansiedad, vergüenza, culpa, miedo, alteraciones del sueño, alteraciones en la alimentación, etc. En algunos casos se llegan a desarrollar disfunciones sexuales, cuadros depresivos, conductas de riesgo, ideas suicidas e intentos de suicidio.
El abusador, generalmente hombre, actúa a menudo desde
el entorno íntimo, procediendo de la familia o de su entorno más próximo (aproximadamente
un 50% según esta encuesta). Desde los círculos afectivos de la víctima, se
sirve de una relación de confianza en la que tiene una preponderancia, posiblemente
por ser mayor que la víctima, y muchas veces se sirve de algún tinte afectuoso para, desde esa
relación integrada en el círculo de confianza de la víctima, confundir o
manipular los significados produciendo en la víctima un bloqueo, una confusión,
pues es un amigo de la familia, o su tío, por ejemplo. A menudo la víctima
siente que no tiene escapatoria, que dependen en algo de la otra persona, pues
el abusador tiene capacidad de actuación en el ámbito íntimo de la víctima, por
su influjo en la familia o porque muestra una habilidad para forzar
situaciones y manipular planteando que lo que pasa, pasa por ella. Esto explica
que en el 44% de los casos que han sufrido abusos, se ha repetido hasta 25
veces, según esta misma encuesta.
Por ello diría Félix López que para evitarlo
necesitamos una “ética de la libertad basada en el uso inteligente de la razón
y las emociones, que reconoce que somos seres para el contacto y la
vinculación, y que el placer y el bienestar dependen de cómo nos relacionamos”:
en igualdad, compañerismo y complicidad, o por el contrario, con dominancia, manipulación,
engaño, utilización, chantaje, intimidación, etc. En consecuencia, en lo que se
refiere a tener relaciones sexuales, además de tener derechos, también tenemos
responsabilidades para no dañar ni dañarnos.
En España la edad mínima de consentimiento sexual
son los 16 años. Para tener relaciones sexuales has de tener suficiente madurez
y entendimiento de las situaciones sexuales como para tomar tus propias
decisiones, cuidarte, y sobre todo, debes estar al tanto previamente de la
prevención de los riesgos como enfermedades, embarazos no deseados, o los
citados daños si no sabemos cómo relacionarnos con igualdad y respeto en el
sexo. Además de esta capacidad que da la madurez, se requiere una plena y
efectiva libertad sexual, de practicar sexo por el puro placer del sexo, por el
mero disfrute; sin que esta libertad pueda estar limitada por presiones,
desigualdad de poder, desconocimiento, manipulación, engaño, chantaje,
intimidación, utilización, intercambio, uso de alcohol o drogas, etc. Los
secretos son una táctica habitual de las personas que cometen abusos sexuales,
así como los citados anteriormente, etc., de manera que el abuso suele provocar
sentimientos de culpa y vergüenza. Sin embargo, romper el silencio es la mejor
forma de cuidarnos y de conseguir apoyo.
Es necesaria una comprensión más profunda de la
violencia para poder ver la violencia sexual que se ejerce cuando alguien no
participa en igualdad de las relaciones sexuales; la sexualidad si no es
compartida no se le puede llamar sexo o con ello estaríamos nombrando también
sexo a la violencia sexual.
Sexo no es lo que te cuenta el mercado, el porno y
la “industria del entretenimiento” (incluida la industria musical) con una
intencionalidad clara. Nadie mejor que tú puede saber lo que te gusta, dónde te
gusta y cómo te gusta. Y no has de esperar a que venga ningún descubridor, ni
que nadie te vaya llevando.
Tu cuerpo es tuyo y es tu responsabilidad tanto
para tu disfrute como para su cuidado, y existen formas de tocar o de
relacionarse sexualmente buenas y malas, y secretos buenos y malos. Nadie como
tú puede prestar atención a lo que te hace sentir mal y a lo que te hace sentir
bien, para procurarte bienestar y estar a gusto con la persona con la que vas a
pasar toda la vida: tú. Si tienes dudas respecto de cualquier situación o
experiencia sexual, despéjalas antes pidiendo ayuda o hablando a personas de
confianza o simplemente di NO, grita, defiende tu cuerpo y a tu persona de ser
un objeto en vez de ser un sujeto de las relaciones sexuales. Somos sujeto en
las relaciones sexuales cuando las personas las llevamos a cabo por nosotras
mismas a placer, por nuestro disfrute sexual, y buscamos eso mismo en la otra
parte: igualdad. De esta forma es una verdadera relación compartida entre
personas.
Respecto a tu salud sexual, es fundamental para
relacionarte bien, conocerte bien y respetarte, y todo esto redundará en tus
relaciones y a la vez en tu autoestima. Aquí tienes algunos consejos,
desarrollados a partir de los trabajos de Félix López, para aprender a respetar
el cuerpo y las personas desde la infancia y pubertad:
*Contempla tu imagen en un espejo y explora tu
cuerpo a menudo. De esta forma te podrás familiarizar con tu cuerpo y cómo está
evolucionando. Obsérvalo sin pudor o miedo, al mismo tiempo que observas las
ideas que surgen en tu mente que a menudo son juicios aprendidos, condicionados
por el entorno o cosas que se nos meten en la cabeza. Entonces puedes
cuestionarlos y verte con cariño en vez de juzgarte y compararte. Nadie mejor
que tú para apreciarte y quererte. Los cambios en la pubertad son normales y
puedes recibirlos sabiendo que es una fase más de tu crecimiento. Si necesitas
consejo, o te sientes triste o confundido/a por estos cambios, no dudes en
hablar con la gente que te quiere y te conoce. Tu padre, madre, amistades o
profesionales pueden ayudarte.
*Valora tu cuerpo. Todo lo que haces, es gracias
a tu cuerpo. El cuerpo tiene todas las posibilidades que tú quieras. Por ello
no debes quitarle el valor que tiene.
*Intenta que no te influyan las modas ni la
imagen proyectada en los medios de comunicación. A menudo utilizan cuerpos
irreales y retocados, por lo que ese ideal inalcanzable sólo genera frustración
en ti. Todos los cuerpos son valiosos e igualmente importantes.
*No hables mal del cuerpo de otras personas.
Igual que no te gustaría que hablaran de ti, aplícalo para los demás. Criticar
otros cuerpos puede volverse en tu contra. Si comienzas a odiar otros cuerpos,
puede haber un día en que odies el tuyo propio. Todos los cuerpos deben de
tener el mismo respeto.
*Regala algo a tu cuerpo todos los días: Corre,
baila, salta, masajéalo, estíralo, acarícialo, come algo rico. Lo que más
satisfacción te cause. Este regalo diario es una forma de demostrarte que te
quieres y te respetas.
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