MITOS SOBRE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA
Como psicóloga mi trabajo a menudo consiste en desentrañar las ideas irracionales sobre las cuales las personas equivocamos nuestras vidas. De ello depende nuestra salud y nuestra felicidad.
Por eso pretendo combatir la toxicidad, vertida a menudo en
prensa, del discurso ampliamente admitido en torno a la transición energética,
detrás del cual podemos encontrar las siguientes “creencias irracionales”:
1.
“LAS RENOVABLES NO AGOTAN RECURSOS”. Que la fuente energética
sea virtualmente inagotable no implica que esa misma fuente, o alguno de los
recursos, no se agote a una tasa de consumo por encima de su tasa de renovación.
Las energías renovables en formato industrial agotan, cuando menos, recursos
geológicos consumiendo grandes extensiones de suelo, y otros recursos como
metales raros.
2.
“LAS RENOVABLES SON VERDES Y LIMPIAS”. En el despliegue de
megainfraestructuras de aprovechamiento eléctrico de fuentes renovables se producen
emisiones de CO2 y se pierde cubierta vegetal capaz de fijar gases de efecto
invernadero, además de otros muchos impactos nocivos para el medioambiente y la
salud de las personas. Debe mejorarse la circularidad de su ciclo de vida,
concretamente la gestión de residuos, pues se entierran las palas eólicas que
tienen una vida de unos 25años. Además, la cualidad de limpia resultaría de que
sus componentes mantengan la pureza de estar donde les corresponde. Sin
embargo, por esta razón no pueden considerarse limpios aerogeneradores de más
de 200m de altura en los cordales de nuestras cadenas montañosas o hectáreas de
placas solares sobre nuestros campos de cultivo.
3.
“LA TRANSICIÓN HACIA FUENTES RENOVABLES SIGNIFICA DESARROLLO
SOSTENIBLE”. No todo despliegue de energías renovables va a ser sostenible,
pues como hemos explicado puede agotar recursos y las grandes obras que
requiere el formato industrial y de trasporte a larga distancia, son petrodependientes,
y esto compromete su sostenibilidad. Además, como hemos dicho la circularidad
de su ciclo de vida ha de mejorar. Por otro lado, tal como se está planteando entra
en contradicción con las economías locales que mantienen los entornos rurales y
ataca todos los principios de desarrollo territorial coherente y ordenado.
4.
“TRANSICIÓN ELÉCTRICA ES LO MISMO QUE TRANSICIÓN ENERGÉTICA”.
No existen evidencias de que la electricidad pueda resolver los problemas
energéticos que se nos presentan en el horizonte de la descarbonización, sino
más bien todo lo contrario, ya que la electricidad es sólo una forma de energía
con sus características particulares que hacen que no sea directamente
intercambiable por otras. Como Antonio Turiel apunta (https://crashoil.blogspot.com/2021/05/algunas-preguntas-incomodas.html ) no se ha
previsto adecuadamente cómo electrificar el 80% de la energía no eléctrica que
consumimos. No se analizan las alternativas ni cómo afecta la introducción de
energías renovables en la red eléctrica y en su estabilidad.
5.
“EXISTE UNA NECESIDAD DE AUMENTAR LA PRODUCCIÓN EN ENERGÍA
ELÉCTRICA”. Actualmente la producción eléctrica supera la demanda; el consumo
de electricidad cae en España desde 2008.
6.
“UTILIDAD PÚBLICA PER SE
DE LAS INFRAESTRUCTURAS RENOVABLES”. En otros países los recursos públicos y el
suelo público, se están aprovechando por “comunidades energéticas locales”
(siguiendo el “paquete de invierno” de directivas europeas que no está
traspuesto en España), y que sí son una solución en la lucha contra la pobreza
energética, poniendo en manos de la ciudadanía la gestión de sus recursos y consiguiendo
mayor ahorro a través de un consumo que tiene mayor capacidad para acompasar
sus ritmos con la producción y ser más responsable. Sin embargo, en España, “los
gestores de la red” son los que controlan un mercado eléctrico que, al menos el
gobierno español, se muestra sin capacidad alguna para regular. Estos gestores
de la red son los que otorgan las concesiones eléctricas y también ponen como
requisito unos avales. Y este lobby está consiguiendo que se les dedique buena
parte de los fondos públicos europeos a través de la patina verde de las
renovables (¡incluyendo en éstas gas y nuclear!) y a través del desarrollo de interconexiones
transfronterizas, contando con ingentes cantidades de recursos públicos, entre
ellos grandes cantidades de suelo protegido, comunales y suelo de las distintas
administraciones de sólo algunos estados miembro, fundamentalmente los PIGS. La
carta de la energía de París establece las garantías de rentabilidad en la
inversión privada de grandes fondos de inversión extranjeros para este formato
de despliegue de renovables que recibe la práctica totalidad de los apoyos y
ayudas. De lo que no hay garantías, fianzas ni avales, es de la rentabilidad
pública de un modelo nefasto en cuanto a su incapacidad de ahorro, lucha contra
la pobreza energética y soberanía nacional sobre los propios recursos.
7.
“SE ESTÁN HACIENDO LAS
COSAS BIEN Y CONFORMES A DERECHO”. El Plan Nacional Integrado de Energía y
Clima (PNIEC) está recurrido, y el Ministerio y las administraciones están
colapsadas por miles de alegaciones debido a la falta de una planificación que
contara con la ciudadanía, y probablemente este colapso se reproducirá en los
juzgados a medida que se vaya cubriendo la fase administrativa. Las grandes
infraestructuras que requiere este despliegue industrial, basado en el
trasporte a larga distancia de electricidad, son propuestas por las promotoras
sin orden ni concierto (ni siquiera se sigue el procedimiento administrativo de
subasta pública en los terrenos de titularidad pública). Se plantean en amplios
territorios de suelo rústico protegido y de suelo público en manos de
administraciones locales, precisamente aquellos terrenos que les puedan salir
más baratos y al mismo tiempo los más ricos en recursos naturales. No se han
previsto dichos desarrollos de forma armónica a través de políticas autonómicas
y locales de desarrollo territorial y así mismo no se contemplan en los Planes Generales
de Ordenación Urbana, de forma que no se da la necesaria participación
ciudadana, ni intervención democrática, ni garantías en cuanto al interés
público en la enajenación de dichos bienes públicos que incluyen un gran
patrimonio.
Habitualmente las creencias irracionales responden a la necesidad
de proteger ciertos intereses, de sostener el estatus quo a costa de todo. Es
la reacción de los mecanismos de defensa
que se resisten al cambio, para que de esta
forma, en el fondo no cambie nada. ¿Qué intereses son los protegidos entonces
por la mal llamada “Transición energética justa”?
LO QUE NO TE HAN CONTADO DE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA es que
en realidad el Plan, que lejos de planificar lo que hace es desregular esta
materia (PNIEC), se basa en una simulación de Red Eléctrica Española.
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