¿Sonreirás por mí hoy?

 

L.M.A.G.


“Desde este momento, desde este momento,

tú nunca volverás a sentirte sola/o.

Estamos unidos/as,

ahora y por siempre la soledad se ha ido.

Muse, Aftermath


 

Quien quiera que seas me gustaría que sonrieras hoy, y si yo te he dado un motivo para sonreír, eso me llenaría de felicidad.

He comprobado que una de las cuestiones por las que más sufrimos, y que más interés suscita, es nuestra forma equivocada de concebir necesidades y situar entre ellas el amor. Nada más lejos de la realidad, porque no puedes amar algo que necesitas; o actúas por necesidad o por amor. Esa necesidad creada se llama sensación de soledad o abandono. Pero no podemos hablar realmente de “necesidad” si no existe la posibilidad de que haya tal carencia. Desmontar la falacia de "necesitar", es permitir amar y amarse, es acabar con la ilusión de soledad.

El amor en nuestra cultura adopta docenas de falsas formas que no son amor. Claudio Naranjo describió unos cuantos de estos sucedáneos del amor como nueve eneatipos con tres variaciones; en total 27 trajes con los que nos vestimos para mostrarnos y que nos vean, buscando el amor en la pasión por el placer, o en la pasión por el poder, por el conocimiento teórico, la amistosidad, la lealtad, el perfeccionismo, la vanidad, el orgullo, la exclusividad, o la inocuidad. Pero con esos sucedáneos del amor o con otras docenas que inventes, por supuestamente “protegerte” del amor, nunca tendrás suficiente, porque no pueden reemplazarlo; nunca llegan a satisfacernos.

Entonces, ¿qué es el amor y por qué tantas personas agonizan por buscarlo donde no está o protegerse del falso amor?

El oráculo del manantial de mi pueblo me dijo un día: “se necesita arrullo, se necesita soñar otro sueño antes de despertar”. Antes de despertar de la pesadilla, necesitamos un sueño bonito desde el que poder abrir los ojos sin asustarnos para ver fuera. Que sean pues, nuestros sueños hermosos y que de ellos despertemos de la vida a la vida, del amor al amor, tras la pesadilla de lo que nos vendieron por amor. Y por fin ese sueño me ha llegado esta mañana. En él mi parte masculina, segura y confiada, por todo reclamo amoroso, me dice llena de dulzura: “¿Sonreirás por mí hoy? Si lo haces, eso hará cantar a mi alma.” Y el sueño se desarrollaba así:

Actualmente, todas las personas contamos en nuestro interior con una parte masculina y femenina, aunque estos términos están tan gastados que quizá ya no tengan sentido. (Por eso mi “media naranja” es el universo, del que no estoy escindida en absoluto.)

Pero cuenta la leyenda, que hubo un tiempo, en el recién estrenado mundo de la dualidad, en el que de manera didáctica se podía aprender el juego y equilibrio entre polos, en el que ambas partes tenían cada una su cuerpo.  Y así pasaba un lapso hasta que se encontraban respectivamente y cuando se hallaban, con solo mirarse, sonreían y su alma cantaba.

Pero eso fue durante un tiempo didáctico; luego llegó el momento de evolucionar, y una de las partes tanto quiso fundirse en alquimia de polos con la otra, que llegó a nacer en su pecho. A partir de entonces no podrían encontrarse, y mirarse y mirarse hacia fuera, pero sí hacia adentro y estarían siempre en unión.

En estos tiempos extraños, se hacía realidad la frase "un penique por tus pensamientos", y por un penique, podías grabar tu pensamiento en un disco de piedra, por lo que a una parte se le ocurrió llevarlo a cabo, ya que luego estos discos de piedra podían sonar en los sueños de la persona destinataria.  De esta manera, a través del sueño, todas las noches una parte le decía a la otra: “¿Sonreirás por mí hoy? Si lo haces, eso hará cantar a mi alma.”

Toda su tierna incertidumbre, toda la emoción del amor, se puede resumir en esta frase, y en ella reside todo el sortilegio amoroso, el verdadero encanto.


Con esto quizás, solo estoy reflejando una parte de ti, la cual se alegraría mucho si sonrieras hoy por ella.

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